domingo, 12 de junio de 2011

Renacer

Hay cosas que toman mucho tiempo construir y se terminan en un segundo. Qué desproporción...

Pienso en ese árbol quebrado por el rayo o en el barco que se hunde, hecho pedazos, en el mar agitado por la tormenta. Pienso en esa relación -y en la confianza-, que tanto tiempo había costado cimentar y que se rompe en ese segundo de frustración decepcionante. En ese proyecto que llevo mucho tiempo diseñar pero que nunca va a salir de su carpeta porque no hay plata ni interés en sacarlo. Pienso en ese político que quedó segundo, afuera, sin cargo, después del trabajo arduo y agobiante de la campaña. En el campeonato que se te escapa por un juez de línea que hace trampa o en los dos puntos del GMAT que te dejan del lado de los que no puede aplicar a un postgrado por el que darías la vida. Cada uno sabe dónde le aprieta su zapato. Dar todo, para nada. Hay tantos ejemplos...

Rebela porque parece que no es justo. Tanto trabajo, tanto esfuerzo, tanto tiempo, tanta energía, tanta vida. ¡Qué duro!


Traducido en pregunta filosófica, quizás sea la más difícil de responder -si es que es posible desde ese ámbito-: ¿cuál es el sentido del dolor? ¿para qué sirve tamaña frustración?


No tengo respuestas definitivas. Sí sé que después de muchas idas y vueltas, de muchísimas ideas, de algunos sentimientos. Después de recordar filósofos, experiencias personales, historia nacional, la mejor respuesta que puedo esbozar, que creo que me la robo de la fe que me nutre, es: para renacer.

Porque no queda otra. Volver a empezar. Hay que seguir.

No sé si con más fuerza. No sé si es cierta la máxima nietzscheana según la cual lo que no te mata, te fortalece. A veces hay heridas que te dejan medio medio, dolorido crónico, desconfiado, herido, triste. Quizás "más curtido", pero ¿más fuerte? No sé. Quizás diferente. Te sentís cambiado. Y los cambios son para mejor o para peor. Depende de cómo los manejemos. Por eso las mismas experiencias te pueden hacer mejor o te pueden dejar maltrecho.

Por eso, ese dolor es oportunidad. Depende de cada cual hacerlo algo valioso o cargarlo como piedra y como condena. Y como suelo intentar pensar en positivo, lo veo como oportunidad de renacer.  De renacer cambiado, diferente, con experiencia, más consciente de los límites y de las posibilidades; de las fortalezas y de la debilidad.

Verlo así, no es fácil. Menos durante la tormenta.

Tenemos que educar en la frustración. Aprender a fracasar. Para volvernos a levantar, siempre, para mejor. No se trata de ser brillantes o sobresalientes porque muy pocos nacen así. Sino de volver a intentar, a probar, a esforzarme, a chocar, a caer y a levantarme. Y si no logro lo que anhelaba, al menos me conozco mejor.

La vida surge y renace en los lugares, momentos, en las personas y de las maneras menos pensadas. Creo que lo mejor es estar abiertos a esa experiencia liberadora y confiar.

El otro día caminaba por Aguero y vi esta imagen, que es de aquellas que hacen honor al refrán y valen mucho más que todo lo que yo pueda pensar y escribir al respecto. Me parece que habla sola y que no hay mucho más para decir, aunque sí para pensar. Ojalá la disfruten tanto como yo...