lunes, 21 de julio de 2014

Una idea para buscar la paz en Israel y Palestina

Tirarle misiles a poblaciones civiles está mal. Secuestrar chicos y matarlos, está mal. Tener que correr a un refugio porque de un segundo a otro podés estallar por el aire y morir o ser gravemente herido, está mal. Vivir con miedo está mal.

Hay cosas que están mal. No hay que ser un experto en Medio Oriente para saberlas: es sentido común. Están mal.

Vivir desplazado del lugar donde naciste está mal. Que bombardeen tu ciudad y maten a tus conocidos, a razón de 40 por cada uno de los que muere en el otro lado, está mal. Que no puedas circular libremente, ni que dejen entrar a personas de otros lugares a tus tierras, está mal. Vivir con miedo está mal.

No hay que ser un eximio moralista, ni un líder religioso, para saber estas cosas: es sentido común. Están mal.

Hay chicos que se mueren. Legítima defensa y grados de responsabilidad: un debate estéril.
Creo en la existencia de un derecho a la legítima defensa. Eso existe para justificar que yo me pueda defender cuando alguien quiere matarme. Yo no quiero lastimar al otro, sino que quiero defender mi vida. Si el otro no atacara, yo no lo lastimaría, bajo ningún concepto. Ante su ataque y ante la inevitabilidad del daño que me puede causar, actúo y me defiendo. Lo mismo se puede aplicar para entender las relaciones entre países. Si un país te ataca, tenés derecho a defenderte. Primero, me parece, se tienen que agotar las vías diplomáticas y tenés que intentar todo lo que esté en tus manos para evitar una guerra. A nivel filosófico y jurídico hay toda una serie de "reglas" que se tienen que dar para considerar que una guerra es "justa". Es loco que una guerra esté justificada, pero es así. Hay guerras justas y guerras injustas. Hay gente que se defiende con legitimidad y gente que ataca sin legitimidad. Hay gente que ocupa con legitimidad y gente que ocupa y usurpa sin legitimidad. Hay proporcionalidad entre los daños sufridos y los daños infringidos, y hay desproporcionalidad. Hay cuidado por las poblaciones civiles, y hay ausencia de cuidado. Hay un montón de cosas en este mundo, tan loco. Y hay chicos que se mueren, de los dos lados. Hay chicos que se mueren. Y no hay reglas que alcancen si hay chicos que se mueren. Esto está mal. Punto.

Para determinar el grado de responsabilidad de las partes en un conflicto determinado, las variables a considerar son algunas de las anteriores. Pero eso no importa. Importa, pero no para buscar las fuentes de solución del conflicto. Importa para saber quién tuvo la culpa. En el caso del conflicto entre el Estado de Israel y Hamas, para decir: "la culpa de estas muertes es de...". Nada más. ¿Y mañana? Seguimos teniendo el mismo problema. 

No sé de quién es la culpa, ni quiero discutir el origen histórico de la situación. Hay chicos que se mueren. Chicos, de verdad, que no tienen ni 4, 5, ni 10 años. Niños. Qué mundo injusto, por Dios.

Una guerra tonta, eterna, por un pedazo de desierto. Esa podría ser una posible definición del conflicto entre el Estado de Israel y Hamas. No tiene nada que ver con la religión, sino con el fundamentalismo, presente de los dos lados, como en casi todo conflicto. No hay religiones, ni movimientos políticos, ni ideologías que sean ajenas al fenómeno. El problema no son las ideas; son las personas que las encarnan. Hay judíos fundamentalistas, católicos fundamentalistas, musulmanes fundamentalistas, hindúes fundamentalistas, budistas fundamentalistas, liberales fundamentalistas, comunistas fundamentalistas, homosexuales fundamentalistas, nacionalistas fundamentalistas, y, básicamente, fundamentalistas para toda forma de pensamiento y sobre toda postura, sobre cualquier tema. También hay judíos, católicos, musulmanes, hindúes, budistas, liberales, comunistas, homosexuales y nacionalistas tolerantes, dispuestos a aceptar que hay gente que es diferente, que piensa, vive y siente diferente a ellos mismos. Cualquier definición donde la culpa es de un grupo por abrazar una identidad determinada me parece simplista. Lamentablemente, cuántas veces escuchamos: "es culpa de ellos porque son... (judíos, católicos, musulmanes, hindúes, budistas, liberales, comunistas, homosexuales, nacionalistas, etc.)". La guerra no es culpa de nadie por ser judío o musulmán. Hay judíos y musulmanes extraordinarios (me voy al medioevo y cito a uno de cada, así no despierto pasiones bobas: Maimónides y Avicena) y judíos y musulmanes desdeñables y de cuarta. El problema no son las ideas, sino las personas que las encarnan. Así que, por todo lo dicho, no me voy a meter en las causas del conflicto. No porque no sean importantes. Son muy importantes para la paz. Pero me parece que hoy no están dadas las condiciones fundamentales para un diálogo fructífero sobre este tema. Hay temas sobre los que es mejor hablar cuando todos podemos entendernos. Lamentablemente, hay musulmanes radicalizados, extremistas y violentos, dispuestos a justificar cualquier acción en contra de sus oponentes; y hay judíos radicalizados, extremistas y violentos, dispuestos a justificar cualquier acción en contra de sus oponentes. Mala combinación.

¿Por qué Israel se equivoca?
Mi teoría, sin ninguna demostración más que el sentido común, es que Israel erra brutalmente en su estrategia y en la forma como maneja el conflicto. Aunque sea descarnadamente cruel, creo que su política es accidental e involuntariamente funcional al fortalecimiento de los radicales a quienes se opone y contra quienes lucha. Israel tiene derecho a existir como un país pero no tiene interés en generar las condiciones de paz duradera que implica toda convivencia.

Nunca un Estado y un grupo pueden estar igualados. Menos aún si ese grupo (de terroristas, de fundamentalistas/extremistas, de personas equivocadas, de héroes, llámenlos como quieran), haciendo uso de la lección número 1 del Manuel de la Guerra de Guerrillas, se escuda en población civil inocente. No podés llevar adelante una guerra convencional, con enemigos no convencionales. No alcanza con decir que las muertes civiles son "daños colaterales". Se mueren niños. Quizás la guerra, Israel, no sea la mejor respuesta para las agresiones que sufrís. No reconocen tu Estado y son terroristas (Hamas, no los palestinos en general). Es cierto. Pero te lo dice un argentino que desde que tiene conciencia escucha sobre algo que se denomina: "la teoría de los dos demonios". El Estado y los grupos agresores, si no son un Estado, no son lo mismo. No se trata de un complot antisemita internacional, es sentido común. "¿Debe Israel aguantar que una banda de terroristas ataquen a su población civil con misiles, mientras posee los medios para evitar esas masacres injustas?" - podría preguntar cualquier interlocutor. No. No debe. Debe pensar y poner en práctica otras alternativas que no sean causa de futuros conflictos.

También erra Israel, en mi opinión, al controlar el acceso terrestre, el espacio aereo y marítimo en la Franja de Gaza y, paralelamente, permitir que la población, en parte refugiados, viva en condiciones de indignidad incompatibles con la naturaleza humana. La Franja de Gaza, con 40 kilómetros de acceso al Mar, con varios kilómetros de frontera con Egipto, con otros tantos de frontera con Israel, reproduce las condiciones de pobreza de un país aislado e inaccesible. Se denomina "landlock" a los países que no tienen acceso al mar y, por tanto, al comercio que ese acceso brinda. En general son países mucho más pobres que los que tienen acceso, que son mayoría en el mundo. Palestina sería una especie de isla, sin acceso al mundo, donde la gente está sumida en condiciones de vida, a veces, alienantes. No sé quién tiene la culpa, pero si vivieras así, ¿no estarías enojado? "¿Debe Israel levantar el bloqueo y permitir que los extremistas tengan acceso a armas de mayor calibre y peligrosidad, disponibles en muchos países de la región que no reconocen al Estado de Israel como tal?". No. No todavía. O no debiera permitir, simultáneamente, un bloqueo y que existan esas condiciones de vida.

Una posible solución
El Estado de Israel provee una forma de vida con estándares europeos, en un territorio que hace 60 años estaba tan mal como el resto del Medio Oriente. Israel tiene una alta productividad científica, un PBI extraordinario, altos indicadores sociales y un excelente índice de desarrollo humano. La gente en Israel es libre de hacer miles de cosas. Hace unos años, estando en Tel Aviv, después de haber conocido algunos países árabes, me chocó ver a una persona corriendo en sunga por la rambla. Me chocó verla por el contexto. La gente en Israel realmente tiene otro chip, totalmente occidental, y puede hacer lo que quiera. Se dan las condiciones y los marcos para que cada uno elija el modo de vida que prefiere. Eso, ad intra. Pero me extraña que no pueda buscar políticas externas amigables para garantizar ese marco institucional.

Mi propuesta, entonces, tan inverosímil como práctica; tan impensada como distinta, es que Israel le brinde a todos los ciudadanos palestinos las mismas condiciones de vida que le provee a los ciudadanos israelitas. En vez de ofensivas terrestres, hospitales; en vez de acciones armadas, escuelas; en vez de represalias, infraestructura. Si pudieron hacerlo en gran parte del territorio que poseen, en menos de 60 años, a pesar de un par de grandes guerras, ¿por qué no lo pueden hacer en la Franja de Gaza? ¿Qué pueblo, en su sano juicio, le daría protección a un grupo de extremistas que atacan a quien me brinda la posibilidad de educarme, de una buena salud, de recrearme, de tener acceso a Internet, a buenas rutas, a generar un negocio exitoso, etc.? Un desarrollo integral, verdadero, humano. ¿Poner la otra mejilla? No, la motivación es estrictamente egoísta. Al hacerlo, se reducen los incentivos a la violencia. Generar desarrollo, igualdad, riqueza e inclusión. Serían mejores vecinos, más educados, menos heridos, ajenos a luchas ideológicas que los alienen de esas posibilidades. Una Palestina potente, educada y, verdaderamente, libre. Llena de posibilidades. Que cada misil que cae en territorio israelí redoble el compromiso en la promoción de las condiciones de vida de las personas palestinas. Esa es, para mí, la única solución definitiva al conflicto.

Entre pares, entre pueblos educados y hermanados, es posible la superación de los demás conflictos y los acuerdos en tornos a los límites y contornos de los territorios. Hasta ese momento, Dios quiera que me equivoque, El que Es, Dios Trino y Alá, una paz duradera y cierta me parecería sólo posible por directa intercesión de la mano del Todopoderoso o, en otras palabras, un milagro.

2 comentarios:

  1. Una utopía. La constitución de Palestina expresa claramente que una de sus misiones es "la desaparición del estado de Israel". Liso y llano, bien clarito. Si intentaran repartir el PBI entre más, los palestinos utilizarían el dinero en comprar más armas, tal y como hacen ahora con el dinero que ya se les suministra mediante diversos organismos de ayuda internacional. Los palestinos podrían utilizar ese dinero QUE YA SE LES DA para construír escuelas, hospitales, acceso a internet, generar inclusión e igualdad. No tienen la intención de hacerlo. No funcionaría aún si Israel intentase lo mismo. Estoy convencido de ello. Son fanáticos a los que su propio pueblo les importa muy poco. Israel lamentablemente no tiene opción. no puede negociar, lamentablemente.

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  2. Gracias anónimo. Un par de comentarios.
    Primero, no conozco una versión definitiva de lo que denominás la "constitución" de Palestina. Sí hay algunos documentos como la Carta Nacional Palestina, de 1968. Te agradecería compartieras algún link a donde poder leer lo que comentás. Me parece un poco extraño que la constitución diga, explícitamente, eso y haga referencia a un Estado diferente al propio. Pero, dejo la pelota de tu lado. Más allá de eso, el valor de una contitución sin Estado es, francamente, muy relativo.
    Segundo, mientras el Estado de Israel mantiene el bloqueo sobre la franja de Gaza (bloqueo cuyas motivaciones entiendo, aunque no termino de compartir enteramente), es su deber proveer los servicios fundamentales. Si Israel impidiera el acceso de ayuda internacional y, simultáneamente, negara la asistencia humanitaria más básica, dejaría que la población que vive en la Franja de Gaza viviera en condiciones aberrantes, lo que constituiría una forma de (todas las palabras suenan mal y tienen una connotación más fuerte de la que pretendo dar) "matanza" por omisión o de "matanza" indirecta. Es deber de Israel, si pretende seguir imponiendo ese bloqueo, brindar acceso a servicios fundamentales, como el agua. Quizás me expresé mal en esta entrada, pero no propongo que le hagan una transferencia directa de dinero a los palestinos viviendo en Gaza, sino que el Estado de Israel construya la infraestructura, forme a los docentes, médicos y funcionarios y haga y una inversión en el territorio como si se tratara de algo propio. Dudo que dadas esas condiciones, los extremistas encuentren apoyo para encubrir sus acciones, que, me imagino, ambos consideramos nefastas. Quizás sea una utopía, pero una opción que merece la pena ser pensada, si consideramos que las ofensivas militares (la tercera en 6 años sobre la Franja de Gaza) no están dando los resultados esperados, sino que siguen fomentando actitudes de desencuentro, frustración, odio y enemistad entre los pueblos, cimentando así conflictos futuros. Creo que todas las partes involucradas, salvo los extremistas de ambos lados, anhelan vivir en paz.
    Gracias por compartir. Un abzo

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